«Me llamo Abril y os voy a contar mi historia. Siempre me he sentido culpable: de los cambios ocurridos a mis quince años, cuando un suceso traumático afectó mi vida, de haber originado el desastre, de haber golpeado la primera ficha de dominó que hizo caer al resto de la larga hilera. La devastación de mi familia, las responsabilidades demasiado tempranas, el papel que me asignó la vida en mi adolescencia y juventud, me han hecho cargar siempre con demasiado equipaje. Hasta que tomé la decisión de cambiar el rumbo y encarar mi futuro, intentando desprenderme de lo que más me pesaba. Una nueva vida, un nuevo entorno y la presencia inesperada de David, al que me une una antigua conexión, me ayudarán a apreciar lo que tengo y lo que puedo conseguir. Las distancias entre las personas no son tan grandes como parecen y los nexos de unión que he ido descubriendo, me han provocado la necesidad de hacer un viaje hacia el centro de mí misma y decidir lo que de verdad importa».
Me encanta descubrir historias nuevas y de la mano de autores/as desconocidos/as. Esta vez no ha sido una excepción. A seis grados de separación es una historia compleja, con giros inesperados y emociones a flor de piel. Estamos ante una novela con una trama que pasa por seis fases, el mismo número de grados que separan a una persona de otra. Y es que en eso es en lo que se basa el libro, en la teoría de que existen seis personas que te separan de alguien, ya sea famoso o no.
Pero vayamos por partes. Hablemos de la trama, en primer lugar, que trata la historia de Abril desde que tenía quince años hasta los treinta y uno actuales. Durante las tres primeras partes, todo se centra en cómo la vida de Abril se deshace poco a poco al descubrir que su padre es adicto a la cocaína. A partir de ese momento, las cosas se complican cada vez más, hasta el punto de tener que hacerse cargo de su hermano recién nacido. De un día a otro, Abril pasa de ser hija única a hermana mayor con rol de madre. Hasta que llega el momento en que todo se asienta, más o menos, y decide emprender un camino nuevo en el pueblo de su infancia. Aunque, si creía que allí todo sería tranquilo, está muy equivocada.
Las tres siguientes partes hablan de nuevos cambios, esta vez a mejor, y de encontrarse cara a cara con alguien a quien admiraba y que pensaba que no conocía. No os cuento más para que podáis descubrirlo vosotros/as.
Respecto a los personajes, tenemos a Abril, la protagonista. Está muy bien construida, es un personaje redondo, con altibajos y que comete errores como cualquier persona. Luego tenemos a los padres de Abril, que caen en la desgracia y son incapaces de salir de ella. Quiero hacer un pequeño énfasis en la madre de Abril, y es que entiendo que se puede llegar a morir de tristeza, pero creo que siendo tan joven como era, podría haber luchado un poquito más. Después encontramos a las amigas de Abril, que son MARAVILLOSAS. Ojalá todo el mundo tuviéramos a unas amigas como ellas. También está Jordi, el hermano de Abril, que es un pelín puñetero a veces pero luego se comporta de forma protectora con su hermana; sabe muy bien todo lo que ella ha sacrificado por él, y se lo agradece con creces. Y, finalmente, tenemos a nuestro protagonista masculino: David, un chico que hará todo lo posible por demostrarle a Abril que merece ser feliz.
Podría extenderme mucho más sobre el libro, porque está lleno de matices y de momentos que comentar. Me encantaría explayarme a la hora de hablar sobre dos personajes súper entrañables que aparecen en la segunda mitad de la novela. Pero no, no lo haré. Prefiero guardarme esos momentos y que vosotros/as viváis esta historia con la misma intensidad que yo.
De modo que, si os gustan los vaivenes de la vida, los amores incondicionales y los personajes que continúan levantándose a pesar de sus constantes caídas, esta es vuestra historia.
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