¿De verdad nos manda señales el universo? ¿Cómo ligará la gente en el futuro? ¿Tosen los zombis? Los relatos de esta antología tratan cuestiones muy diferentes, pero tienen un objetivo común; conseguir que los lectores suelten una carcajada y reflexionen sobre ciertas situaciones cotidianas, que pueden llegar a ser mucho más ridículas de lo que parecen a primera vista.
Reseña
Se dice, que es mucho más fácil hacer llorar al público, en este caso, lectores, que sacarles una risotada, para hacerles sollozar, basta con contar una historia lacrimógena, varios personajes a los que caen en desgracia y conseguirás que todo el mundo moquee.
Lo complicado, es hacerles reír hasta provocarles dolor de tripa y en el caso de libros, lo es aún más y es por esto, que el autor de esta antología, tiene mucho valor al conseguirlo en muchos de sus relatos, porque, ¿os imagináis a un muerto viviente hipocondríaco? Imaginaros, en un mundo plagado de zombis, nos sale uno, todo preocupado de que le contagien por una simple tosecilla. No obstante, si nos paramos a pensar, desde estos últimos años, ha crecido el número de personas con hipocondría, temer contagiarse por una simple tos. Después tenemos a un Sherlock muy avispado para resolver casos, pero en el amor es todo un zoquete, seguimos con Batman y la decisión de fabricarse su emblemático traje; Alfred, bendita paciencia la que tienes y, por último, el relato de La increíble mujer objeto, para reflexionar sobre cuantas mujeres florero hay y ha habido en la historia, para acabar como juguetes usados y rotos.
Aunque hay más relatos, digamos que estos son los que más me han llamado la atención.
Cada uno de ellos está cargado de humor y de crítica social y sí, me he reído al leer este libro.
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