RESEÑA ALGUNOS PUENTES NUNCA ARDEN

«Hay personas y momentos de nuestra vida que ni se olvidan ni desaparecen, porque algunos puentes nunca arden.Un sábado a la noche, mientras hacen la cena, su novio de toda la vida se va de casa tras discutir con Nieves. En los sucesivos días ella espera que regrese, en su lugar, habrá de enfrentarse a la ruptura definitiva, a comprender que vivía atrapada en una relación insana y que es hora de aprender a quererse, de ser ella misma sin que nadie le imponga barreras; también a redescubrir el amor y rescatar del olvido sentimientos que habitaban sepultados en su interior.En su nueva etapa contará con el apoyo incondicional de su prima Vera, una mujer transexual con un gran talento para el diseño de ropa y, en especial, la creación de encaje. No solo le ayudará a superar la ruptura, sino que junto a ella se ilusionará por una nueva persona que aparece en su camino. Y, aunque Nieves mira hacia adelante, la vida y sus circunstancias le mostrarán que a veces las segundas oportunidades no deben buscarse en lo desconocido, sino en lo que ya se tiene y no se ha sabido ver.A veces dejamos escapar las cosas por miedo a arriesgar y, en ocasiones, esas oportunidades perdidas no mueren, sino que permanecen esperando a que las veamos y las tomemos. Y es que hay puentes que, aunque se intenten dinamitar, nunca arden».

No es la primera vez que me hundo en la pluma de María Vázquez y, como siempre, me vuelve a dejar con el alma revuelta y el corazón calentito.

Algunos puentes nunca arden es la historia de Nieves, gallega de pura cepa, dulce e inocente, que ve cómo su vida da un vuelco cuando su novio, Rafa, se marcha de casa con todas sus pertenencias. En ese momento, Nieves no lo ve, pero acaba de romper ese bucle tóxico en el que estaba metida.

Rafa es un ser despreciable, que la humilla y la menosprecia constantemente. Por suerte, Nieves tiene a su prima Vera y, poco a poco, también tendrá a Marcos y al Inglés. Aunque hay algo que no espera, después de un año y medio sin saber nada de Rafa, y es que Vente, su querido amigo de la infancia, regrese de Barcelona junto a su esposa. Con él, vuelven los recuerdos de esa época en la que vivía con Delia y él, cuando todo parecía mucho más sencillo.

El viaje de Nieves por sus sentimientos y sus recuerdos es una bomba de emociones. Es imposible no sentirte identificado/a con ella. Todos hemos pasado por una relación donde la pareja nos hacía sentir que nosotros/as éramos el error en la ecuación. O que hay acontecimientos que nos superan. O que hay personas que se van de la vida dejando tras de sí una estela de añoranza; y mientras tú tratas de seguir adelante, la vida te golpea con fuerza.

Esta es una historia de superación, de amor propio, de saber aprovechar las oportunidades que nos brinda la vida, de vivir con intensidad y de hacerlo bien. Nieves somos todos/as, de una forma u otra. Es humana, sencilla, sensible. Y no tiene ni idea de cómo hacerle frente a esos sentimientos que nunca supo que tenía guardados.

Lo único que he echado en falta ha sido un final un poco más pausado, dónde pudiese degustar con tranquilidad ese acontecimiento que rezaba por que sucediera. Aún así, he disfrutado muchísimo esta historia. La comencé cuando yo no estaba preparada y tuve que dejarla, pero ahora la he retomado y me he sentido tan libre como Nieves al final.

Os la recomiendo si adoráis las novelas en las que el corazón está por encima de cualquier cosa, incluso de la razón.

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