«Tras lo ocurrido en Anlesthar, Amber abandona el reino de los elfos para buscar la guarida de los brujos, siguiendo la pista que le ha proporcionado una misteriosa persona. Lo que no sabe es que Derestow ha enviado una espía que vigila de cerca todos sus pasos.
El príncipe reclama la sangre de los brujos y está dispuesto a cualquier cosa por vengar a su pueblo.
Ahora más que nunca, Amber deseará marcharse de Naztergos y no volver jamás, solo que esta vez no quiere irse sola».
La segunda parte de la trilogía Reinos de Naztergos se presenta ante nosotros como una batalla constante, llena de peligros, intriga y sentimientos encontrados. Lara ha vuelto a conseguir lo que echaba tanto de menos en fantasía: que la historia me enganchara y me la bebiera como hacía tiempo que no ocurría.
En Maldición, nuestra protagonista, Amber, se verá envuelta en una encrucijada: unirse a los brujos o rechazar el poder que le ofrecen. Mientras tanto, la elfa forestal Krislen hará posible por ganarse el favor de su rey tratando de averiguar dónde se encuentran los brujos para, en el futuro, descargar la ira élfica sobre ellos por haberse atrevido a atacar Anlesthar. Por si eso no fuera bastante, Tidiel, la ninfa que trajo a Amber a Naztergos por accidente, no cesa en su empeño de mantener a su protegida a salvo, aunque eso suponga viajar hasta el rincón más recóndito de la isla. Y, como no podía ser de otra manera, ninguno de sus planes sale como esperaban.
Amber sufre una transformación en este libro —no solo física—. Se convierte en una chica más fuerte e independiente, a pesar de los obstáculos que se le presentan a lo largo de todo el libro. Se siente más cómoda en Naztergos, algo que aprecio, ya que se supone que lleva un tiempo en la isla. Se las apaña por sí misma y nos demuestra que no necesita a nadie para llegar a donde desea.
Por su parte, Krislen ha vuelto a conseguir que me den ganas de estrangularla. Es un personaje muy egoísta y visceral que, aunque aporta una visión distinta de los acontecimientos, solo hace que quiera meterme en el libro y darle un buen sartenazo. Puedo entender su postura: ella era feliz en su hogar hasta que llegó Amber y lo puso patas arriba. Pero creo que se lo toma todo de una forma demasiado personal y no sabe cómo enfocar su rabia hacia algo más provechoso. Me da miedo en qué se pueda convertir en el tercer libro…
En cuanto a Tidiel, tengo que decir que me gusta mucho su arrojo. Está cansada de seguir las instrucciones del Vínculo y ahora actúa por voluntad propia, protegiendo a quien quiere sin que le importen las consecuencias de cara al consejo al que pertenece. Es capaz de arrastrar al mago Viktor a su terreno, de forma que incluso tenga algo de voz en la corte élfica. Tidiel nos demuestra que no importa lo débil que pueda parecer alguien por fuera, lo que importa es la determinación que uno posea para conseguir lo que quiere.
Por supuesto, no han faltado los toquecitos de romance, aunque esta vez apenas tienen cabida. Sin embargo, estoy segura de que en el tercero habrá algo de salseo… Ya me entenderéis cuando leáis el final del libro 😉
En definitiva, estamos ante una continuación que no deja indiferente a nadie. Viajamos con Amber por Naztergos para descubrir cómo funcionan los brujos, qué les impulsa y por qué el malo es tan malo que puede convertir a un ser de luz en algo mucho más… sangriento. Aprendemos sobre el amor, la amistad y la fortaleza interior. Y entendemos que Maldición es la antesala perfecta a un final que promete ser, cuanto menos, impactante.
No sé vosotros, pero yo me voy de cabeza a ver qué se cuece en Destino.