
“Este es un misterio que no puede resolver, Holmes”, le decía el personaje de Mark Strong a Downey Jr en ‘Sherlock Holmes’, película de 2009. Pues bien, el misterio para mí es cómo se ha llegado a completar una trilogía de Venom. Las andanzas en solitario del personaje creado por Todd McFarlane comenzaron en 2018, cosechando un gran éxito entre el público (que no entre la crítica especializada). ¿Qué tenía que ver esa versión del supervillano con la original? Absolutamente nada. Mientras que el de los cómics era un sádico con una constante y enorme sed de venganza y destrucción, la versión cinematográfica era tu cuñado al que solo ves en las cenas de Navidad. Una buddy movie de manual, aunque carente (en mi opinión) de toda gracia y calidad cinematográfica. Dicho esto, la película fue un pelotazo, amasando más de 800 millones de dólares a nivel mundial. A la segunda parte, dirigida por Andy Serkis, no le fue de la misma manera, aunque ni mucho menos se le pudo considerar un fracaso. Sony tenía entre manos el producto más rentable y exitoso de su universo de villanos de Spider-Man, así que era necesario añadir un broche de oro a las aventuras y desventuras de Eddie y Venom.
Llegamos a 2024, y ‘Venom: el último baile’ ve la luz en los cines de todo el mundo. Las expectativas, siendo sinceros, no eran muy altas que digamos. Como os habéis podido imaginar, no soy precisamente un fan de las dos anteriores. Pero, oye, aquí hay que ver algo para opinar de ello. ¿Y qué opino de esta última aventura? Que es más de lo mismo. Y eso no es nada bueno.


Me gusta pensar que a los que les gustaron las otras dos entregas les satisfará esta. Al menos me quedo con eso, con la felicidad de los demás. Hay público para todo tipo de productos (esa es la gracia de todo esto) pero yo no me encuentro entre el público de este Venom.
Vayamos ya con la película. El villano en las sombras y creador de los simbiontes, Knull, se encuentra preso en su planeta y solo puede escapar con una especie de llave. ¿Quién tiene esa llave? Pues Venom, obviamente. Eso te lo cuentan en los primeros 2-3 minutos de película. A partir de ahí, Eddie y Venom se embarcan en una “road movie” con el Área 51 como destino. Todo cortito y al pie, que hay que llegar a la batalla final y se nos acaba el tiempo. Con esto quiero decir que el montaje es atropellado a más no poder, no te deja ni un segundo de respiro. Y eso no suele dar resultado.
A los 20 minutos de metraje estás hastiado, las imágenes no paran de pasar a toda velocidad frente a tus ojos y ya no entiendes ni el porqué de las cosas que suceden. Secuencias de acción que se producen mientras nuestros protagonistas van soltando chascarrillos, acompañados de clásicos de Queen o Abba. Es pasmoso cómo las situaciones se van sucediendo una detrás de otra por obra y gracia del Espíritu Santo, sólo porque tienen que suceder. Nada destaca, nada sorprende.
Lo peor es que tiene un reparto tan atractivo como desaprovechado. Recordemos que, frente a nuestros ojos, pasa gente como Chiwetel Ejiofor (dejándose ver por segunda vez en Marvel), Rhys Ifans (otro viejo conocido), o Juno Temple. Hacen lo que pueden pero, en el caso de estos dos últimos, es mucho menos que suficiente para salvar la papeleta. El excesivamente simple guion no les permite mostrar ni un ápice de sus capacidades, dejándonos a personajes planos que son como son porque el mundo les ha hecho así (cosa que ocurre con el anteriormente mencionado Knull)
Los diálogos hay ocasiones en los que parecen hechos por una IA, al igual que la historia en sí. Tom Hardy, pues… su buen piloto automático y a correr, aunque se nota que se lo pasa bien haciendo esto.


En resumen, una pena que un personaje con tanto potencial haya sido desperdiciado de esta manera. Y no le pasa solo a Venom. En los últimos años ha surgido la tendencia (la cual odio) de convertir a los villanos en “antihéroes”. No se puede amar a un desgraciado, no. Hay que blanquearlo y hacerlo accesible a todo tipo de público. Pues no. Si un personaje es cruel y amoral, habrá que amarlo tal y como es, digo yo. Y eso le ha ocurrido a Sony con su universo de villanos. Lo primero que, si es un villano, es un villano. Y lo segundo, que son villanos de Spider-Man. Y, al menos en este universo de Sony, el héroe arácnido ni está… ni se le espera.
Lo dicho: si te gustaron las anteriores, aquí tienes dos tazas. Si por el contrario no eres partidario… te sugiero que busques alguna otra opción.