RESEÑA LAS CHICAS DE LA ESTACIÓN

La verdad duele. La verdad tiene que ser contada. Y eso es precisamente lo que ha conseguido “Las chicas de la estación”.

Más que una película, es una llamada de atención, y una forma tremendamente directa de decirnos “eh, que esto existe y lo tenemos frente a todos nosotros”. Juana Macías compone un largometraje (escrito junto a Isa Sánchez) en el cual se cuentan las cosas tal y como son. Aquí no hay medias tintas, lo que se tiene que decir se dice y lo que se tiene que mostrar, se muestra. 

Basada en una historia real, nos cuenta la historia de tres amigas (Jara, Álex y Miranda) que viven en un centro de menores. Han crecido sin referentes positivos alrededor, cosa que les ha hecho tener que “buscarse las castañas” desde pequeñas. Y eso no es algo precisamente bueno, viendo lo que vemos en la película. Todo comienza con el cumpleaños de nuestra principal protagonista, Jara. El objetivo principal de las jóvenes es ir a un concierto, pero necesitan el dinero. Lo que parece una trama inocente y costumbrista pasa a ser un completo caos, cuando se ven envueltas en un oscuro mundo al juntarse con quien no deben para conseguir ese dinero. En definitiva, estamos ante una película de prostitución de menores.

Como ya he mencionado antes, la mejor forma de contar una historia así, es de esta forma. Sin andarse por las ramas, sin necesidad de maquillar nada. Estamos acostumbrados a encontrarnos con un tipo de narraciones en las que se insinúa en vez de mostrar. Aquí se da un pasito más allá. 

Obviamente, no llegamos a ver determinadas situaciones al 100% (no es para nada necesario), pero sí que tenemos momentos que van más allá de lo normalmente mostrado. Todo es lo más crudo que puede llegar a ser, porque (tristemente) así es la realidad en la que vivimos. Nuestras tres adolescentes conviven en el purgatorio, para encontrarse con el mismísimo infierno en cuanto salen por la puerta. Eso no quiere decir que no vivan momentos preciosos, pero aún así es una belleza triste, insuficiente (no para ellas, sino para el espectador). Vemos disfrutar a esas chicas, ya sea estando en la playa o asistiendo a un concierto, pero todos sabemos que esa “felicidad” no es justa para ellas, ni para ningún ser humano que se precie.

El ritmo y pulso están muy bien medidos. Si bien contamos con una cámara en mano, esta se intensifica en aquellos momentos en los que nuestras protagonistas llegan a momentos de tensión extremos (se me viene a la cabeza un momento en particular con Álex), ofreciéndonos unos planos muy cerrados y sinceros, llenos de verdad.

El reparto está espectacular. Destaquemos a sus tres protagonistas (Salua Hadra, Julieta Tobío, y María Steelman), que se comen la pantalla, con el añadido de ser actrices primerizas. Sublimes las tres, nada fácil hacer lo que hacen, y haciéndolo como lo hacen. Por otro lado, tenemos al ángel y al demonio, que acompañarán de mejor o peor forma a las adolescentes durante las casi 2 horas de metraje. Como ángel contamos con la presencia de Pepo Llopis (El Juego de las Llaves). Éste representa esa calma y cabeza que necesitan las tres chicas, brindándonos una interpretación sosegada e inspiracional. Y nuestra villana está interpretada de una forma absolutamente cruda e impactante por La Fanny. Ella es la detonante del conflicto principal de la película, y por la cual nuestras protagonistas vivirán algunos de los peores momentos de sus vidas (que no los únicos).

Si tengo que ponerle algún “pero” diría que, en ocasiones, esa rotura de la cuarta pared se me ha hecho un tanto extraña por la forma en la que está realizada, descuadrándome por momentos. Y, en segundo lugar, he de decir que la historia de Miranda se me queda un tanto coja en comparación a las de sus dos compañeras de reparto. Siento que es un personaje con muchas posibilidades e interesante que no se llega a explotar del todo.

En definitiva, es una película cruda, real y directa, que no te deja indiferente. La vida puede ser horrible, pero Juana Macías nos deja claro que lo importante no es el lugar del que vengas, sino al que decides ir.

Reseña Harold y el lápiz mágico

Hablemos de Shazam 3. Perdón, Harold y el Lápiz Mágico. Luego entenderéis esto.

Es bastante complicado hacer esta crítica. La razón es que, esta vez, me he encontrado ante un producto para toda la familia. Y claro, a uno puede no gustarle una película infantil, pero no porque sea mala, sino porque ya no se encuentra en esa franja de edad a la que está destinado dicho largometraje.

Si hablase mi yo infantil, diría que me lo he pasado muy bien con las aventuras de nuestro héroe y sus dos peculiares amigos. Y fin. Pero… Tengo 29 años (ojo, que te puede gustar cualquier tipo de peli, sea cual sea tu edad) y voy a hacer una crítica sobre la calidad cinematográfica de este film. Y lo cierto es que ha sido 1 hora y media de un producto ((dosmilero)) a más no poder en el que no hay ni un atisbo de intentar innovar o sorprender a los más pequeños.

A pesar de todo el color que se le presupone a un producto así, nos encontramos en las antípodas. El etalonaje (es decir, el grado de color) de la película es un tanto gris, además de contar con una dirección un pelín torpe. Y ya no torpe, sino que se nota que es un encargo. No hay ni ilusión ni chispa detrás de esto, que está más cerca de telefilm que de película para cines. Y estando ante una película infantil… mal vamos.

Al guión no se le pide que sea la panacea, pero al menos que contenga cierto tipo de punch. Pues nada, todo es previsible a más no poder y carente de algún momento en el que digas: “Guau. Voy a recordar esto”.

Los actores… pues bueno, lo normal en un producto así. Pero quiero destacar a Zachary Levi. ¿Qué ha ocurrido con él? ¿Cómo ha pasado de protagonizar una superproducción como Shazam a estar prácticamente desaparecido y requerir de este tipo de productos? Aquí se le ve sin ganas. Nos vuelve a “deleitar” con otro personaje de niño grande, acompañado de un festival de caritas extrañas. Esfuerzo cero por su parte.

Hablando de niños grandes, hay un guiño en la película que me pareció muy acertado. Solo diré que aparece un piano. Dicho esto, los efectos visuales no funcionan mal si comparamos su calidad con la del resto del largometraje. ¿Veis? No todo iba a ser malo.

Dicho esto, a los peques les va a molar.

Sed felices.

Reseña Yo no soy esa

¿Qué pasaría si despiertas en pleno siglo XXI después de haber estado en coma durante 20 años? Esa es la pregunta que nos plantea ‘Yo no soy esa’, la nueva película de la directora Maria Ripoll, responsable de otros largometrajes como ‘Ahora o nunca’ o ‘No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas’, entre otros.

Si, sé lo que estás pensando. El argumento está más que manido a estas alturas, esto es así. Sin ir más lejos, en 2022, Netflix nos entregó ‘Senior Year’. En ella, Rebel Wilson es una joven que, debido a un accidente, permanece en coma durante 20 años. Una vez despierta, deberá enfrentarse a un nuevo siglo lleno de cambios. ¿Os suena el argumento? Si, exactamente el mismo. Pero tranquilo todo el mundo, que el resultado no ha sido el mismo. La película de Wilson era infumable, dicho mal y pronto. Todo lo que fallaba en ella, aquí da en el clavo.

‘Yo no soy esa’ no se limita a plantarnos en la cara chascarrillo tras chascarrillo. La película está compuesta en su mayoría de momentos cómicos, si. Obviamente la gracia está en ver cómo nuestra protagonista descubre todos esos cambios que el mundo ha sufrido desde que entró en coma y las reacciones de ella ante tales cambios (esas tomaduras de pelo por parte del personaje de Adam Jezierski son oro puro). Pero donde consigue ese equilibrio es en su crudeza. A ver, el objetivo de esto es que te rías, cuando digo crudeza no me refiero a que te vayas a echar a llorar a la primera de cambio. Pero sí es cierto que retrata muy fielmente lo que es la vida, con sus altos y con sus bajos. Al problema principal de nuestra protagonista, se añaden contratiempos que afectan a la gente de su círculo cercano. Ripoll te enseña lo que es vivir, y los cambios inevitables a los que nos tenemos que enfrentar con el paso del tiempo. En este largometraje, lo que importa son las relaciones entre sus personajes.

Para ello, contamos con un elenco que cumple a las mil maravillas, destacando a sus dos protagonistas. Tanto Verónica Echegui (que repite con la directora) como Silma López están que se salen. La química y el buen rollo entre ellas se nota, y eso eleva la película cada vez que las dos amigas en la ficción se juntan. Quisiera destacar también el acierto en cuanto a la elección de las versiones más jóvenes de las dos actrices. Más allá de su interpretación, son físicamente clavadas.

En definitiva, nos encontramos ante un producto ligerito y entretenido con el que vas a reír e incluso te vas a emocionar en algunos momentos. Si lo que buscáis ir al cine, pasar un buen rato y no sentir que os están tomando el pelo, esta es vuestra película.

Trailer de la película:

Reseña Venom: El último baile

“Este es un misterio que no puede resolver, Holmes”, le decía el personaje de Mark Strong a Downey Jr en ‘Sherlock Holmes’, película de 2009. Pues bien, el misterio para mí es cómo se ha llegado a completar una trilogía de Venom. Las andanzas en solitario del personaje creado por Todd McFarlane comenzaron en 2018, cosechando un gran éxito entre el público (que no entre la crítica especializada). ¿Qué tenía que ver esa versión del supervillano con la original? Absolutamente nada. Mientras que el de los cómics era un sádico con una constante y enorme sed de venganza y destrucción, la versión cinematográfica era tu cuñado al que solo ves en las cenas de Navidad. Una buddy movie de manual, aunque carente (en mi opinión) de toda gracia y calidad cinematográfica. Dicho esto, la película fue un pelotazo, amasando más de 800 millones de dólares a nivel mundial. A la segunda parte, dirigida por Andy Serkis, no le fue de la misma manera, aunque ni mucho menos se le pudo considerar un fracaso. Sony tenía entre manos el producto más rentable y exitoso de su universo de villanos de Spider-Man, así que era necesario añadir un broche de oro a las aventuras y desventuras de Eddie y Venom.

Llegamos a 2024, y ‘Venom: el último baile’ ve la luz en los cines de todo el mundo. Las expectativas, siendo sinceros, no eran muy altas que digamos. Como os habéis podido imaginar, no soy precisamente un fan de las dos anteriores. Pero, oye, aquí hay que ver algo para opinar de ello. ¿Y qué opino de esta última aventura? Que es más de lo mismo. Y eso no es nada bueno.

Me gusta pensar que a los que les gustaron las otras dos entregas les satisfará esta. Al menos me quedo con eso, con la felicidad de los demás. Hay público para todo tipo de productos (esa es la gracia de todo esto) pero yo no me encuentro entre el público de este Venom.

Vayamos ya con la película. El villano en las sombras y creador de los simbiontes, Knull, se encuentra preso en su planeta y solo puede escapar con una especie de llave. ¿Quién tiene esa llave? Pues Venom, obviamente. Eso te lo cuentan en los primeros 2-3 minutos de película. A partir de ahí, Eddie y Venom se embarcan en una “road movie” con el Área 51 como destino. Todo cortito y al pie, que hay que llegar a la batalla final y se nos acaba el tiempo. Con esto quiero decir que el montaje es atropellado a más no poder, no te deja ni un segundo de respiro. Y eso no suele dar resultado. 

A los 20 minutos de metraje estás hastiado, las imágenes no paran de pasar a toda velocidad frente a tus ojos y ya no entiendes ni el porqué de las cosas que suceden. Secuencias de acción que se producen mientras nuestros protagonistas van soltando chascarrillos, acompañados de clásicos de Queen o Abba. Es pasmoso cómo las situaciones se van sucediendo una detrás de otra por obra y gracia del Espíritu Santo, sólo porque tienen que suceder. Nada destaca, nada sorprende.

Lo peor es que tiene un reparto tan atractivo como desaprovechado. Recordemos que, frente a nuestros ojos, pasa gente como Chiwetel Ejiofor (dejándose ver por segunda vez en Marvel), Rhys Ifans (otro viejo conocido), o Juno Temple. Hacen lo que pueden pero, en el caso de estos dos últimos, es mucho menos que suficiente para salvar la papeleta. El excesivamente simple guion no les permite mostrar ni un ápice de sus capacidades, dejándonos a personajes planos que son como son porque el mundo les ha hecho así (cosa que ocurre con el anteriormente mencionado Knull)

Los diálogos hay ocasiones en los que parecen hechos por una IA, al igual que la historia en sí. Tom Hardy, pues… su buen piloto automático y a correr, aunque se nota que se lo pasa bien haciendo esto.

En resumen, una pena que un personaje con tanto potencial haya sido desperdiciado de esta manera. Y no le pasa solo a Venom. En los últimos años ha surgido la tendencia (la cual odio) de convertir a los villanos en “antihéroes”. No se puede amar a un desgraciado, no. Hay que blanquearlo y hacerlo accesible a todo tipo de público. Pues no. Si un personaje es cruel y amoral, habrá que amarlo tal y como es, digo yo. Y eso le ha ocurrido a Sony con su universo de villanos. Lo primero que, si es un villano, es un villano. Y lo segundo, que son villanos de Spider-Man. Y, al menos en este universo de Sony, el héroe arácnido ni está… ni se le espera. 

Lo dicho: si te gustaron las anteriores, aquí tienes dos tazas. Si por el contrario no eres partidario… te sugiero que busques alguna otra opción.

Reseña cortometraje Ecos

Un programa de radio nocturno, una presentadora comprensiva y exitosa, y oyentes que llaman para contar sus experiencias. ¿Qué podría pasar?

Jose Luis Mora nos presenta una historia en la que nuestro protagonista, Elena Carbonell, se encuentra ante un programa mas en el que escuchar y, si puede ser, ayudar a sus oyentes. Pero todo se tuerce cuando recibe una llamada perturbadora con ecos del pasado.

Que su breve duración no os engañe. Suele decirse que “lo bueno, si breve, dos veces bueno”, ¿verdad? Pues, en este caso, no se equivoca lo más mínimo. Esta historia te mantendrá pegado a la pantalla de principio a fin, gracias a una puesta en escena sencilla pero efectiva, y alguna que otra sorpresa. 

Poco más se puede decir sin entrar en terreno spoiler, pero lo que os aseguro es que no dejará a nadie indiferente, y dará que pensar.

Reseña Soy Nevenka

Soy Nevenka dirigida por **Icíar Bollaín**, es una película profundamente necesaria y conmovedor basada en hechos reales, que revisita un caso clave en la historia reciente de España. Nevenka Fernández fue la primera mujer en ganar una demanda por acoso sexual contra un político en España, a principios de los años 2000. Esta película no solo relata los hechos, sino que nos invita a reflexionar sobre cómo el machismo imperaba en aquella época y cómo ha evolucionado nuestra sociedad desde entonces. 

Es un documental recomendable para todo el mundo, como bien opino personalmente, independientemente de si se conocía el caso o no, su mensaje es universal: muestra el impacto devastador del abuso de poder y la importancia de alzar la voz frente a la injusticia. A través del testimonio de Nevenka y de las cuidadas recreaciones de los hechos, Bollaín logra capturar de forma escalofriante la realidad de aquel momento. Es impactante ver cómo una sociedad entera se posicionó, en muchos casos, del lado del agresor, y cómo la víctima fue tratada como una villana.

El reparto y la manera en la que se reconstruyen los eventos son otro de los aciertos de la película. Cada escena invita a la reflexión y a analizar con detalle lo que significó para Nevenka enfrentarse a un sistema que no estaba preparado para escucharla ni protegerla. El hecho de que ella, en lugar de ser comprendida, fuera convertida en el “verdugo” de su propio caso, es una de las preguntas más dolorosas que surgen de este relato. 

Es imposible no sentir una empatía abrumadora al imaginar el dolor que Nevenka y su familia debieron soportar en aquellos momentos. Su valentía no solo les costó años de sufrimiento, sino que también abrió una puerta para todas las mujeres que vinieron después, para que jamás vuelvan a callar ante una situación similar. 

Icíar Bollaín ha creado una obra que, más allá de su valor cinematográfico, tiene un peso histórico y social crucial. Gracias a Nevenka, muchas mujeres hoy encuentran el valor de denunciar, y esta película es un recordatorio de que el machismo, aunque haya avanzado en su erradicación, sigue siendo un tema que debemos confrontar continuamente. 

En definitiva, “Soy Nevenka” es una película que no solo cuenta una historia, sino que sirve como espejo de nuestra sociedad, de cómo hemos cambiado y de todo lo que aún queda por hacer, el abuso de poder sigue estando presente en nuestros días.

Reseña Future Shock

¿Qué harías ante el fin del mundo? Esta es la impactante situación que nos plantea FUTURE SHOCK, el mediometraje dirigido por Jose Luis Mora.

Nos encontramos ante un mediometraje con un tema muy claro: el apocalipsis. Varios misiles nucleares se avecinan, y su única misión es acabar con la raza humana. Pero lo realmente interesante es la forma de de afrontarlo que tiene su director. Esta historia está dividida, valga la redundancia, en un buen número de historias autoconclusivas. En ellas, nuestros protagonistas tendrán que afrontar la extinción de la humanidad a su manera. No os creáis que se trata solamente de un drama apocalíptico, no. Podemos encontrar también historias con un toque cómico, otras con aroma zombie, e incluso las hay que se atreven a romper la cuarta pared y divertirnos a la vez que nos mantienen con la tensión propia de un producto con esta premisa.

Precisamente la gracia está en que el espectador pueda identificarse con cualquiera de los personajes que se nos presentan, de una manera u otra, pero siempre mostrando una realidad social a la que, tristemente, nos toca enfrentarnos día a día.

Un apartado técnico que sorprende a la par que varía con cada historia y un reparto que cumple a la perfección. Mención especial y personal a las intervenciones de Roberta Pasquinucci, Alba García, y Octavi Pujalte. ¿Elegir una historia favorita? Difícil, ya que cada una tiene un aspecto singular y especial que la diferencia del resto.

Porque, al fin y al cabo, en eso consiste la vida: en una serie de historias únicas e irrepetibles.

Romper el Círculo- El amor no es querer mucho, es saber querer bien

“Romper el Círculo” es una película que se adentra en el complejo tema de la violencia doméstica y el ciclo de abuso que puede transmitirse de generación en generación. La trama sigue la vida de una mujer que, desde pequeña, ha sido testigo del abuso físico y verbal de su padre hacia su madre. A lo largo de la película, se muestran diversas situaciones traumáticas que ha presenciado y cómo estas experiencias han afectado su vida y su capacidad para formar relaciones saludables.

Al crecer, la protagonista conoce a un hombre que, a primera vista, parece el ideal: atractivo, médico, y con una personalidad encantadora, como un príncipe sacado de un cuento de hadas. Sin embargo, la previsibilidad de la narrativa se hace evidente cuando el hombre perfecto comienza a mostrar un comportamiento celoso y controlador, revelando una inseguridad profunda. Este desarrollo, aunque esperado, está bien manejado y sirve para subrayar la tensión y el peligro oculto en la relación. 

Lo que realmente eleva la película es su giro final, que aporta una capa adicional de profundidad y reflexión. Después de un incidente horrible, la protagonista descubre que está embarazada. En el hospital un tiempo después cuando ella da a luz, el hombre le promete cambiar y buscar ayuda, una promesa común en situaciones de abuso. Sin embargo, en una escena climática, ella confronta a su pareja con una pregunta crucial sobre cómo reaccionaría si su hija enfrentara el mismo tipo de abuso. Su respuesta, que implica una reacción violenta hacia el abusador, destaca la hipocresía de su comportamiento y proporciona un momento de claridad para la protagonista.

Decidiendo romper con el ciclo de abuso que su propia madre no pudo, la protagonista pide el divorcio y opta por alejarse de su pareja, priorizando el bienestar de su hija y el suyo propio. Este acto de valentía y decisión no solo define su carácter, sino que también justifica el título de la película, “Romper el Círculo”.

La película, aunque a veces se siente como que busca el aplauso fácil al presentar a una mujer fuerte y decidida, ofrece un mensaje poderoso y necesario sobre la importancia de reconocer y romper con patrones de comportamiento destructivos. Aunque algunos espectadores podrían haber apreciado una exploración más profunda de la posible redención del personaje masculino, el enfoque en la fuerza y la resolución de la protagonista proporciona un final satisfactorio y esperanzador.

En resumen, “Romper el Círculo” es una película que, aunque predecible en algunos aspectos, entrega un mensaje importante y resonante. La valentía de su protagonista al enfrentar y romper con su pasado de abuso la convierte en una obra relevante y emotiva, digna de ser vista y discutida.

Tráiler oficial de la película:

BORDERLANDS – EL ESCUADRÓN SUICIDA DE ELI ROTH

En Pasaporte Akihabara nos gustan los videojuegos como al que más, por eso hemos ido a ver el preestreno de la película Borderlands gracias a Diamond Films.

Hace unos días, un amigo me lanzaba una pregunta bastante clara: «¿Cuál es tu película favorita basada en videojuegos?» Sinceramente, no supe qué contestar, porque si bien las películas que tengo más manidas con respecto a semejante temática son las de Resident Evil, estas son un auténtico despropósito en comparación al videojuego. ¡Y Borderlands no es mejor tampoco!

Reconozco no haber jugado al videojuego lo suficiente para poder enlistar todos los fallos con respecto a este, pero si ya partimos de la base de que los protagonistas no son los mismos (del todo) ni tampoco la historia (del todo), volvemos a toparnos con otro director que quiere hacer fortuna a costa de otro videojuego. Que sí, que ya, que no es fácil adaptar algo al cine porque tanto la literatura como los videojuegos son formatos distintos. Pero esa excusa funciona en cierta manera, cuando intentas seguir algo de lo que terminas desligándote, no cuando coges una idea y la cambias a placer para convertirla en la trama más hollywoodiense, comercial y machacada que hay. Porque a Eli Roth podemos darle el beneficio de la duda en cuanto a ambientar su película, pero cuando se trata de guion… bueno, todos sabemos el tipo de director que es Eli Roth y cómo le gusta la violencia y la acción tanto tantísimo que se olvida de crear una historia que vaya más allá de las cuatro directrices iniciales.

¿De qué va la película? Para que os situéis, Lilith (Cate Blanchett) es una cazarrecompensas a la que el dueño de la corporación Atlas (Edgar Ramírez) contrata para ir hasta el planeta Pandora y rescatar a su hija. Una vez la encuentra y descubre los auténticos planes de Atlas, que piensa usarla para algo muy feo, se une al equipo de bandidos de la niña junto a Roland (Kevin Hart), Krieg (Florian Munteanu) y Claptrap (Jack Black), a los que más adelante se une Tannis (Jamie Lee Curtis), con intención de impedir que Atlas logre sus fines.

A aquellos que hayan jugado a los videojuegos esto les sonará… vagamente, porque ya no hablamos de que la historia decida crear su propia trama dentro del mundo de Borderlands, como sucede en la serie de Fallout, sino que, como siempre, se aprovecha todo lo que se puede de la idea principal y se destripa en favor de intentar vender un producto audiovisual más o menos digerible. Y digo más o menos porque nos encontramos con un Mad Max conoce a los Guardianes de la galaxia, pero cuyo humor se parece más a las peores etapas de los Vengadores, cuando los chistes van a destiempo y están tan usados por las mismas personas que ya no hacen gracia, volviéndose anticlimáticos. Supongo que el dinero en contratar guionistas fue a parar al bolsillo de Cate Blanchett y Jamie Lee Curtis, al igual que la propia película. Dos horas que, teniendo en cuenta el género de aventuras y acción donde se adscribe la misma, no deberían haber pasado como si fueran dos años.

Resumiendo, el Escuadrón suicida de Eli Roth cumple con lo que su nombre promete, porque se inmola al no lograr ni siquiera servir como un producto aceptable de ocio que no te tenga pensando cada dos por tres «¿cuándo se acaba esto?».

Pero como en Pasaporte Akihabara no vivimos en ninguna dictadura, os dejamos a continuación el tráiler de la película para que este 9 de agosto podáis juzgar por vosotros mismos:

DOGMAN – EL JOKER DE LOS PERROS

En Pasaporte Akihabara somos amantes de los perros, pero no tanto como el protagonista de
Dogman, película que hemos podido visualizar antes de su estreno gracias a Diamond Films.

Luc Besson tiene una filmografía como mínimo atípica. Salta de joyas como El quinto elemento
y León el profesional a películas más comerciales de la talla de Lucy o Valerian y la ciudad de
los mil planetas. Con Dogman, que ha sido nominada a mejor película en el Festival de Cine de
Venecia, no ha querido darnos tampoco tregua y ha logrado despistarnos todavía más en ese
intento absurdo por querer catalogarle. Bien por él, a decir verdad. Pues una etiqueta solo
limita y el cine es de las pocas cosas que no deberían limitarse, al igual que los sueños (¿y de
dónde bebe el cine si no es de los sueños?).

La estructura de Dogman se corresponde muy bien con thrillers hannibalescos donde la
entrevistadora, reportera o detective de turno interroga al protagonista de dudosa reputación,
pero, contrario a estos, no es esa mezcla difícil de digerir de miedo y admiración lo que aflora
dentro de uno cuando escucha su historia. En el caso de Dogman es imposible no rendirse a la
empatía. Es imposible no entender las aristas de la difícil vida de Douglas Munrow, su
protagonista, que ama disfrazarse, en parte, porque así se aleja de quién es en realidad. Que
ama actuar porque ello le permite ser otra persona por un momento, así como adora a los
perros porque ellos siempre han estado ahí para él cuando su familia no.

Contaros los aspectos más destacados de la psique de Munrow sería haceros los mayores
spoilers de la película, pues es ahí donde radica gran parte de su encanto. Por tanto, no me
extenderé demasiado en este punto y dejaré que seáis vosotros quienes los descubráis,
salpicados todos ellos por frases afiladas que se te clavan en el corazón cuando menos lo
esperas.

Así mismo, gracias a Besson, nosotros hemos podido descubrir a Caleb Landry Jones, el actor
protagonista al que hemos visto (pero sin ver) en otras grandes producciones como La red
social (2210), El último exorcismo (2010), X-Men: Primera generación (2011), Tres anuncios en
las afueras (2017), Déjame salir (2017), Twin Peaks (2017) y ya paro porque la lista se extiende
todavía más. Lo que está claro es que esta película marcará un antes y un después en su
carrera y le abrirá las puertas a la fuerza a más papeles principales. Eso sin mencionar que
Matt Reeves debería estar atento para ficharlo como el próximo antagonista de su Batman
porque es imposible que vaya a encontrar un Joker mejor y los que veáis la película no
tardaréis en darme la razón.

Dogman es un retrato roto en mil pedazos de un outsider con un corazón que no le cabe en el
pecho y que encuentra el apoyo y amor que necesita en el lugar menos esperado, a manos
(patas) de una especie que no es la suya pero que cuida a los suyos mejor de lo que lo hacen
los nuestros.

Por eso no os podéis perder esta película (si lográis verla en inglés casi mejor) y a continuación
os dejamos un tráiler para que os vayáis metiendo en la piel de este Joker de los perros que no
os dejará indiferentes: